Esto se da por diferentes razones diferentes, las cuales estudiaremos en este artículo. Pero lo que todas tienen en común es que están de acuerdo en que nuestras ganas de hacer el amor son superiores a cualquier otro momento del año.
Aunque mucha gente lo relaciona con el aumento de nuestra vitamina D, aportada por la exposición al sol, no es realmente por ello, sino que las ganas provienen debido a que el hombre hace miles de años estaba acostumbrado a vivir en el exterior, por lo que el ritmo de nuestra reproducción está relacionado con ello.
En verano, debido a que hace un clima mucho más agradable, salimos más a la calle, nos bronceamos y ponemos morenos, por lo que nos sentimos mejor e incluso puede que tengamos mejor aspecto. Además, utilizamos menos ropa o mucho más corta que el resto del año, por lo que nuestros impulsos sexuales se ven mucho más afectados que durante el resto del año.
El sol mejora también nuestro humor, y por tanto nuestro deseo sexual. Además, el calor hace que produzcamos más testosterona, oxitocina y endorfinas, las cuales aumentan las ganas mucho más e incluso el placer que sintamos con estas relaciones sexuales.
El verano, por tanto, aumenta nuestra líbido, por lo que deberíamos practicar más sexo, ya que también esta época del año es en la que más parejas rompen o se divorcian debido a que, como hemos mencionado anteriormente, tenemos más tiempo libre, más tiempo para pasar juntos. A veces, descubrimos cosas de nuestras parejas que no nos gustan, y esto puede terminar en ruptura.
La ausencia de estrés propicia también en muchos casos la mejora de las relaciones sexuales, ya que estamos más concentrados y nos dejamos llevar por la situación en la mayoría de los casos, ya que no tenemos nada que nos preocupe demasiado.