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Cuatro leyendas que nos creímos del porno

Publicado el Jueves, 13 de Octubre de 2022 ↩ Volver atrás

Lo que nos muestra la pornografía no se asemeja a la realidad

La industria del cine para adultos es una mina inagotable de medias verdades, mentiras, leyendas urbanas y mitos, sobre el sexo. Una percepción errónea de lo que es la sexualidad humana. Un poderoso y afrodisiaco veneno que, por desgracia, cuesta muy poco tragar. La pornografía está detrás de los, cada vez más frecuentes, casos de baja autoestima e insatisfacción sexual de nuestra sociedad. Y es que, salvo en contadas ocasiones, el cine para adultos solo aporta formas negativas de ver una de los aspectos más importantes del ser humano: su sexualidad. Por más que se hayan escrito artículos sobre lo que hay de cierto en la industria adulta, por más que las estrellas del porno o las chicas de las cams XXX en vivo lo divulguen, muy pocos son quienes de verdad entienden lo que la pornografía nos enseña de manera equivocada.

 

La influencia negativa del cine para adultos es tal en estos momentos que prácticamente todos tenemos en mente lo mismo sobre el sexo: cuerpos perfectos, actos sexuales extremos, hombres machistas y una sociedad patriarcal como denominador común. Estas son las cuatro premisas que –de forma equivocada- siempre nos ha tratado de presentar la industria adulta.

Los mitos más comunes de la pornografía

El orgasmo masculino es lo primero: desde que se inventó el cine para adultos, las películas pornográficas siempre nos han propuesto lo mismo: el orgasmo del hombre es el único fin del sexo. Concretamente, un tipo de orgasmo repleto de penetraciones extremas, posturas imposibles, clímax repletos de salpicones y fluidos corporales. Para quienes se dedican a la elaboración de estos productos, no parece haber otra posibilidad. Para ello solamente existe la penetración de cualquier orificio femenino con el fin de que el hombre eyacule

Por supuesto, esto no es nada cierto.  En cualquier tipo de relaciones sexuales, el fin debe ser que ambos participantes alcancen la gloria extrema. Todos los participantes en el acto sexual deben prestar atención a su placer, pero también al del resto. Algo que, por desgracia, en el cine para adultos casi nunca se muestra. En este sentido, las películas pornográficas deberían tomar ejemplo de las cams XXX en vivo, donde el placer es mutuo entre las modelos y los usuarios.

 

Cuanto más grande y más tiempo, mejor: a la hora de reflexionar sobre el tamaño de los penes del cine porno, lo habitual es que la mayoría del público se eche a llorar. Las películas para adultos, en su mayoría, nos muestran hombres con un pene poco realista si nos basamos en la media de la población. Pollas de 20 o más centímetros, que en nada se asemejan al promedio real. Penes grandes, muy grandes o directamente enormes, tanto en longitud como en grosor. Por si no fuera suficiente, estos sementales tienen también la capacidad de aguantarlo todo. Puede pasar horas y horas penetrando brutalmente a sus compañeras en posturas imposibles. Las bombean y bombean sin cesar hasta que llegas gritan salvajemente al llegar al clímax.

 

En primer lugar, y como se ha dicho, el tamaño promedio del pene a nivel planetario no es de 20 o más centímetros sino de unos 14. En segundo instancia, las escenas que graban los actores porno se llevan a cabo durante horas. No lo hacen todo del tirón, como las modelos de las cams XXX en vivo. Por último, el tamaño y el grosor del miembro masculino no determinan el placer que pueda dar. La vagina tiene entre 7 y 12 centímetros de longitud, y solo sensibilidad en su primer tercio. Por lo tanto, es irrelevante que la penetración se haga con un pene enorme o medio. De hecho, la mayoría de las mujeres prefieren una polla normal. Los penes demasiado grandes les suelen producir molestias en lugar de placer.

 

Todo es posible: según el porno, tanto hombres como mujeres pueden exhibirse desnudos en público. Todos tenemos el derecho –y el deber- de fornicar el cualquier lugar: en la playa, en los parques, en las piscinas, en los probadores de ropa de los centros comerciales… Cualquier lugar puede convertirse de pronto en el dormitorio de una modelo de cams XXX en vivo. En fin, nada más lejos de la realidad. Otra de las fantasías más recurrente de esta industria es la facilidad para mantener relaciones sexuales de todo tipo. Desde tríos con mujeres espectaculares hasta orgías fetichistas, la industria del cine porno nos enseña lo –supuestamente- fácil que es participar en estas actividades de placer. Más sencillas que abrir el grifo del agua caliente.

 

Otra alucinación fruto de la imaginación de los productores de películas porno es la posibilidad de follar con cualquier mujer. A veces puede ser tu profesora de matemáticas, la cual quiere darte una lección particular para que apruebes el próximo examen. Otras veces puede ser una enfermera, tu masajista, tu compañera de trabajo, la cajera del supermercado… Curiosamente, todos estos personajes tienen solamente dos elementos en común: un físico espectacular y un apetito sexual desenfrenado. De hecho, las actrices porno parecen funcionar como un interruptor. Su deseo sexual se enciende y apaga en segundos a voluntad del hombre. Algo que, como todos sabemos, en la vida real requiere de cierto tiempo. Para que una mujer esté lista para la penetración es necesario que haya primero, besos, caricias, comunicación. Sin embargo, el porno nos dice que con una simple palabra o mirada ellas ya están listas para la acción.

 

Esclavas del hombre: su cuerpo ha sido creado para el uso y disfrute exclusivo del hombre. Esto es lo que la pornografía mainstream nos enseña desde hace décadas. La mujer es en esta industria tan cosificada que debe obedecer todas las peticiones del hombre. Cuando él quiera eyacular en su rostro o boca, ella debe obedecer e incluso estar agradecida. Aunque solo se trata de fantasías, lo cierto es que este tipo de imágenes crean falsos estereotipos en el mundo real. A menudo pensamos que ellas están ahí solo para el goce del sexo masculino.

 

No hay nada más que echar un vistazo a las búsquedas más populares en Pornhub: “corrida en la cara”; “corrida en la boca”, “gangbang”, “chica sumisa”, “sexo anal extremo”…, para comprobar que esto es cierto. Por desgracia, en la industria pornográfica, la dominación y humillación del hombre hacia la mujer es el pan de cada día. Pese a ser fantasías, proponen un escenario en él que el la mujer se subordina al placer de ellos. Sin embargo, en la vida real todo ha de ser consensuado, al igual que sucede en las cams XXX en vivo.